La lactancia va mucho más allá de alimentar. Es calor, consuelo, mirada, abrazo. Para muchas madres, amamantar es una forma profunda de crear apego, presencia y conexión emocional con sus bebés.
Más que leche: es vínculo
El contacto piel con piel favorece el desarrollo del bebé.
La mirada durante la toma refuerza la seguridad y el amor.
El acto de amamantar ayuda a regular las emociones de ambos.
Y también es emocional para la madre
Libera oxitocina, la hormona del amor.
Ofrece momentos de pausa, de conexión íntima.
Puede ser también un desafío emocional, por eso el acompañamiento es tan importante.
Cada madre vive su lactancia a su manera. No hay una sola forma de amar. Pero si eliges dar el pecho, recuerda: estás alimentando cuerpo y alma a la vez.